El gobierno lanza su ofensiva en el Congreso en la desesperación por conseguir votos para sus proyectos, en especial eliminar las PASO; como punta de lanza de una reforma política antidemocrática. Mientras tanto, la ausencia del presupuesto en el debate expone prioridades que poco tienen que ver con las necesidades populares.
Urgencias
El llamado a sesiones extraordinarias de este 2025 llega marcado por la presión del Ejecutivo para eliminar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Esta medida, presentada bajo el pretexto de un ahorro fiscal de 150 millones de dólares, encubre una maniobra que busca restringir aún más la participación política y fortalecer los intereses de los grandes partidos del régimen. Pero además obligará a imposiciones dentro del espectro libertario. Y por sobre todas las cosas instalar todo un paquete de reforma política que como objetivo intenta censurar a la Izquierda de su participación en el plano electoral.
Presupuesto: la omisión estratégica.
En un contexto de crisis económica y ajuste, resulta revelador que el presupuesto anual, herramienta clave para definir el destino de los recursos públicos, no esté incluido en el temario de las extraordinarias. Este vacío expone la falta de interés del gobierno en priorizar áreas esenciales como salud, educación y asistencia social.
Mientras tanto, desde la Casa Rosada se impulsa el discurso “anticasta” y la necesidad de no gastar dinero de más para justificar la eliminación de las PASO, pero resulta contradictorio que este mismo gobierno no discuta cómo garantizar el funcionamiento básico del Estado. Ni discuta como asignar las partidas presupuestarias. Este doble discurso no es casualidad: se utiliza para desviar la atención de las políticas de ajuste y represión que ya están en marcha.
La rosca política y la oposición funcional.
El oficialismo, encabezado por Guillermo Francos, jefe de gabinete, busca acuerdos con sectores del PRO, la UCR y otras fuerzas opositoras dialoguistas para avanzar en la eliminación de las PASO. Sin embargo, dentro de estos bloques hay quienes proponen una suspensión temporal de las primarias en lugar de su eliminación definitiva. Una suspensión en estos momentos provocaría presiones para acomodar en cada espacio, cosa que algunos ven necesario ahora, sin ser definitiva la ausencia de las PASO más adelante.
En este contexto, el reciente encuentro entre Francos y la vicepresidenta Victoria Villarruel evidencia las intenciones del Ejecutivo de tender puentes con todos los sectores de la ultraderecha para garantizar los votos necesarios. Sin embargo, estas negociaciones han enfrentado resistencias, ya que varios legisladores opositores consideran que la eliminación de las PASO no solo es impopular, sino que podría generar tensiones internas en sus propias coaliciones. Aunque el gobierno optaría por adoptar la suspensión coyuntural si no le alcanzan los votos para eliminar.
Desde la izquierda, denunciamos que estas discusiones no buscan resolver las problemáticas de representación, sino acomodar los intereses de las cúpulas partidarias. Las PASO, con todas sus limitaciones, son vistas por estos sectores como una herramienta para ordenar internas y garantizar el control político dentro de sus espacios.
La reforma política: un ataque contra los trabajadores y a la izquierda.
La eliminación de las PASO es solo la primera pieza de una reforma más amplia y profundamente antidemocrática. El oficialismo planea endurecer los requisitos para la legalización de partidos políticos, aumentando la cantidad de afiliados necesarios para su reconocimiento legal. La cuestión de fondo de esta reforma, es que nadie analiza el carácter restrictivo de las primarias; sino que lo ven como el modo de manipular y ordenar hacia adentro de sus coaliciones.
Este ataque apunta directamente contra las fuerzas emergentes que representan los intereses de los trabajadores y sectores populares. Se busca consolidar un sistema político cerrado, dominado por los partidos tradicionales financiados por grandes empresarios y lobbies privados.
La intención es clara: excluir a la izquierda y a las organizaciones independientes del debate político y electoral, reduciendo aún más las posibilidades de que las luchas sociales encuentren una representación genuina en el Parlamento.
Construir una alternativa desde la izquierda
Frente a este escenario, es urgente rechazar de manera rotunda esta reforma política. No podemos permitir que el gobierno y los partidos del régimen avancen en su objetivo de consolidar un régimen más autoritario y un sistema político cerrado al servicio de la clase dominante.
La izquierda debe fortalecer su presencia en las calles y el Congreso, planteando una alternativa clara y combativa frente a las políticas de ajuste y represión. Solo un movimiento político construido desde los trabajadores, para los trabajadores, será capaz de enfrentar a la ultraderecha y al oficialismo en su intento por cerrar aún más el sistema político.
La lucha es además contra un modelo político y económico que sistemáticamente prioriza los intereses de unos pocos por sobre las necesidades de la mayoría.