La paternidad no se suspende tras las rejas. Así lo dejó claro la Justicia rionegrina en un reciente fallo del fuero de Familia de Cipolletti, donde un padre detenido en una alcaidía de La Pampa fue condenado a pagar cuota alimentaria para su hijo de apenas un año. El monto fijado equivale al salario mínimo vital y móvil y debe ser abonado mensualmente, a pesar de su situación de encierro.
La causa fue impulsada por la madre del niño, quien cría sola al bebé desde hace meses. Sin empleo formal, sobrevive con la venta de comidas caseras y tortas fritas. El padre, además de cortar todo tipo de ayuda, desapareció del mapa hasta que ella se enteró que había sido arrestado. Fue entonces cuando decidió acudir a la Justicia.
La demanda de alimentos no solo alcanzó al progenitor, sino también a los abuelos paternos, a quienes la mujer señaló como personas con ingresos estables. A pesar de haber sido debidamente notificados, ninguno respondió a la Justicia, lo que fue interpretado como una aceptación tácita de los hechos.
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En su análisis, el juez del caso determinó que la falta de trabajo registrado o bienes no exime al padre de su obligación, ya que la ley considera suficiente su edad y capacidad laboral. Además, valoró el esfuerzo de la madre como “aporte en especie”, lo que refuerza el principio de corresponsabilidad parental.
La sentencia ordena el pago de la cuota desde agosto de 2024, a realizarse entre los días 1 y 10 de cada mes. En cuanto a los abuelos, el abuelo deberá aportar el 10% de su jubilación, mientras que la abuela empezará a pagar solo cuando perciba efectivamente la suya. Sin embargo, esta obligación es subsidiaria, y se activa únicamente si el padre no cumple.