Ignacio Torres considera que todavía tiene muchas batallas para dar dentro de Chubut antes de priorizar alguna nacional, como la que se deslizó justo el día en que cumplía un mes de gobierno: la posibilidad de convertirse en presidente de su partido. Sería la prenda de unidad que evitaría una sangría importante de dirigentes que hoy reparten lealtades entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
Nacho Torres lo dijo a comienzos de semana una vez más, cuando volvió a reunir a su gabinete en una localidad que no es Rawson. Desde Lago Puelo, ratificó que su energía está puesta principalmente en la educación; en que las clases comiencen normalmente; en que los docentes acuerden salarialmente lo que corresponda y en que los establecimientos posean la infraestructura que les faltó durante los últimos años. De allí el anuncio de Lotería de que sus ganancias irán a colocar calefacción donde no la hay; a reparar sistemas de calefacción donde la precariedad es absoluta; a colocar los techos que sucesivos temporales se llevaron puestos.
No obstante, admite el gobernador que en dos meses “es imposible lograr que la totalidad de las escuelas estén en condiciones”, pero el cambio con su antecesor es evidente en muchos aspectos. El diálogo permanente y la confianza es uno de ellos. “Ya hay municipios a los cuales les cedimos las partidas para mantenimiento; están las 50 obras que son impostergables y un tema central que tiene que ver con el gas”, contó Torres el martes en Comodoro, durante un acto en el Hospital Regional.
LOS RUIDOS QUE VIENEN DE AFUERA
Los primeros 30 días de gobierno de Nacho Torres han sido vertiginosos, comparado con el marasmo de los últimos tiempos, pese a que éste se quiso disimular en la previa de las elecciones nacionales. Dentro de la provincia se vive un frenesí propio de los cambios que se buscan implementar, tanto en la forma de hacer política como en los objetivos que se persiguen.
De todos modos, comienzan a percibirse algunas señales que pondrán a prueba la capacidad de reacción de Torres y su equipo. Es que la motosierra de Milei empezó a hacer ruido en la provincia. El parate en la obra pública; la marcha de la UOCRA en Trelew; la quita de los subsidios al transporte que ya motivaron paros que terminan afectando a los ciudadados, llevaron al gobernador a Buenos Aires este miércoles para ser vocero de sus representados ante un poder que se muestra inflexible en ciertos aspectos.
La semana pasada, Torres pudo torcer voluntades en el tema pesca y trajo alivio al sector en Chubut. Ahora va por lo mismo. Tiene a su favor la consolidación de un liderazgo reconocido en la región y en el resto del país, ya que se ha convertido en el vocero de preocupaciones comunes que tienen gobernadores conocidos en la Casa Rosada, como el rionegrino Alberto Weretilneck y el fueguino Gustavo Melella; y de otros patagónicos que gobiernan por primera vez (pero que no son desconocidos para los que pregonan la nueva política), como el neuquino Rolando Figueroa y el santacruceño sindicalista Claudio Vidal, quien por estas horas vive una minicrisis con la Policía por el tema de los adicionales que podrían pasar al ámbito privado, de acuerdo a las intenciones de su ministro de Trabajo, Julio Gutiérrez.
LAS PRIMERAS JUGADAS DE LAS NUEVAS BATALLAS
Mientras va desactivando las minas que le dejó la gestión anterior, Torres apura el paso. Este jueves se reúne con los gobernadores patagónicos para consolidar esa alianza que puede ser más que discursiva, tanto para los habitantes de la Patagonia, como para la suerte de un gobierno nacional que busca votos para conseguir la sanción de leyes polémicas contrarreloj en este agitado mes de enero.
De allí que considere secundario dar batallas internas en su partido, a donde procuran llevarlo algunos para dejar atrás rencillas que atrasan, utilizando casi el mismo argumento con el que pudo vencer al peronismo en Chubut y por el cual goza hoy de mayor reconocimiento que el que tenía hace 6 meses, cuando se disputó la elección provincial.
En ese tablero el ajedrez se juega con otras reglas. El diputado más afín con Torres en el Congreso nacional no está en la bancada del PRO, sino en la de Hacemos Coalición Federal, con Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Margarita Stolbizer y Ricardo López Murphy –entre otros-. Jorge Antonio Avila, incluso, tuvo un gesto significativo el pasado martes, cuando se reunió con dirigentes docentes a los que les garantizó que no apoyará el tenebroso DNU de Javier Milei.
El gobernador reivindica como un “acto de justicia” los alcances de una Reparación Histórica de parte del Gobierno nacional. “No estamos mendigando, sino que pedimos que se reconozcan los más de 300 mil millones de dólares que Chubut le dio a la Argentina para obras de infraestructura; proyectos desarrollistas y subsidiar el transporte en Capital y provincia de Buenos Aires”, remarcó.
Pero, conocedor de la época de vacas flacas que se vive, aclara que “la reparación se puede hacer a través de una cuestión monetaria o de obras que necesitamos para Salud, Educación o el agua. Más allá de la vía judicial, tenemos la gestión y la negociación del día a día. Este gobierno sí tiene la sensibilidad necesaria para escuchar al interior; hay muchas obras que no se van a parar”.
En cuanto a la potencial pérdida que podría sufrir Chubut en materia de impuesto a las ganancias, Torres reconoció: “No hay negociación. Firmamos una demanda que busca no retrotraer el beneficio, con el acompañamiento de los principales sindicatos y que la compensación sea con el Tesoro Nacional”.