El periodista Francisco Expósito se rodeó de una treintena de cofrades para pregonar la Semana Santa de Baena entre escenificaciones, sayones, redobles de judíos, música cofrade, saetas y el Sermón del Paraíso. El acto, que contó con la asistencia del presidente de la Diputación, Salvador Fuentes, recuperó algunos de los momentos únicos de la celebración reconocida Patrimonio de la Humanidad y que es Fiesta de Interés Turístico Nacional, entre recuerdos de los inicios cofrades del pregonero y su paso por algunas de las hermandades de las que forma parte, la presencia de la familia y la importancia de los emigrantes para confirmar una Semana Santa, que según dijo el pregonero, “tuvo su mayor eclosión en los años 80 y 90 del pasado siglo por la incorporación de la mujer y la juventud, pero también por el retorno en esas fechas de los emigrantes”. Y ahí estuvo siempre el judío, dijo Expósito, “que convirtió el tambor en el himno del baenense”. “Si en cualquier municipio se reconocía la labor de un hijo insigne de la localidad rotulando una calle, en Baena se ponía el nombre de expertos redoblantes ya fallecidos, como El Soldao, o revolucionarios cuadrilleros como Pepe Gan”. Incluso, Expósito unió la resurrección en Baena al tambor: “¿Cómo puedo transmitir que Jesús ha resucitado sin que suene un tambor? Decídmelo, cómo puedo ocultar que los baenenses somos pueblo elegido, cristianos viejos que resucitamos cada vez que se templa una caja de chillones”.
Diversidad de la Semana Santa de Baena
En esa diversidad de la Semana Santa de Baena, el pregonero remarcó la importancia de algunas de sus grandes imágenes procedentes del barroco de la Escuela Granadina, con “impresionantes” crucificados como el Cristo de la Sangre o el Cristo del Perdón, pero también Jesús de los Azotes, Jesús de la Ventana o la Virgen de la Soledad y la devoción a Jesús Nazareno, “la fe de un pueblo fundido en una sola plegaria, el eterno conocimiento escuchante de rogativas y gratitudes”. El periodista destacó la “extraordinaria heterogeneidad de sus hermandades, los tambores roncos que agotaban los silencios, las plegarias del tambor de chillones, los penitentes que alumbraban la noche, apóstoles que se abrazaban por las calles, romanos ilusionantes desde que eras niño y trajecillos blancos”. “Peculiar era hasta el vocabulario que se fue configurando siglo a siglo: arreos, tahalí, reventona, chillón o bordón, pasos y fatigas, alabardas, alpatana, cartela, cazoleta, liñuelo, cajas y banderas”, añadió.
Expósito también se adentró en la actualidad más reciente, como el cierre del asilo de Francisco en 2023. “Baena, y siempre lo recordaremos, despertó en el siglo XX con la creación de la tienda-asilo de San Francisco. Nadie olvida tantas décadas oferentes de cobijo en la senectud de los baenenses. Convento-asilo de San Francisco que fue siempre ropaje de nuestra Semana Santa y de Baena. Asilo que ahora nos hará sentir más frío tras cerrar sus puertas, tras extinguirse una luz que a todos nos parecía eterna”, exaltó el pregonero.
El pregonero tuvo palabras de recuerdo para el cofrade ejemplar Juan Torrico Lomeña o para el sacerdote Virgilio Olmo, impulsor de la cofradía de La Borriquita y de la recuperación de Santa María la Mayor, pero también para personas que no suelen aparecer en los libros de actas de hermandades y cofradías.