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España, contra la tendencia europea: la pobreza entre las familias con niños se agrava pese al crecimiento económico

Cada informe y cada publicación sobre la carencia material severa que se publica en el país reafirma la misma idea: a día de hoy, y pese al crecimiento económico, tener hijos e hijas en España es un factor de riesgo de pobreza. Más incluso que ser una persona mayor viviendo sola.

La última en mostrarlo ha sido la publicación Focus on Spanish Society, editada por Funcas. En ella se ve cómo la evolución de la carencia material y social severa se redujo en la media del conjunto de países de la Unión Europea entre 2015 y 2023, mientras que en España este indicador se incrementó en el mismo periodo de tiempo, especialmente entre las familias con hijos.

Solo Rumanía (19,8%), Bulgaria (18%), Grecia (13,5%) y Hungría (10,4%) tienen más carencia severa que en España, un país donde la proporción de personas que no pueden permitirse cubrir las necesidades básicas aumentó del 7,7% al 9% entre 2022 y 2023. Pese a que durante este periodo la economía y el empleo crecieron en España a un nivel más elevado que en la mayoría de los países europeos, en el país hay decenas de miles y miles de familias que no pueden permitirse poner la calefacción los días más fríos, o el aire acondicionado cuando las olas de calor se suceden una tras otra. Tampoco pueden comer carne, pollo o pescado cada dos días, ni pueden irse de vacaciones al menos una semana al año.

En cambio, países como Polonia, Finlandia, República Checa, Países Bajos, Estonia y Suecia registran tasas significativamente más bajas, con cifras inferiores al 3%.

España no sigue el patrón europeo

La publicación muestra cómo el peso de la carencia material y social severa en España varía significativamente según el tipo de hogar. Si hay algo en común en todos los países europeos es que los hogares monoparentales sufren más pobreza que los formados por dos o más adultos con hijos dependientes.

También es habitual que los hogares de dos progenitores con hijos muestren tasas más bajas de carencia que los compuestos por una sola persona de 65 o más años. Sin embargo, indican que en España se desvía de este patrón: si bien la tasa de hogares formados por dos progenitores e hijos es 8,2 puntos más baja que la de los hogares monoparentales, supera en 4,5 puntos a la de los hogares de una persona de 65 o más años.

El riesgo de las familias monoparentales

Por su parte, las familias monoparentales se enfrentan a un riesgo mucho mayor en comparación con otras estructuras familiares. Para estos hogares formados por un adulto con uno o más niños dependientes, la tasa de carencia material y social severa española se dispara hasta el 18,4%, tres puntos porcentuales por encima de la media europea (15,2%). Solo Rumanía, Grecia, Bulgaria, Hungría y Malta registran valores más altos.

El número de hijos en el hogar es otro de los factores que varían la prevalencia de la carencia material y social severa, especialmente si hay familia numerosa.

En la mayoría de los países de la Unión Europea, la diferencia entre tener uno o dos hijos es relativamente pequeña, pero la tasa de carencia aumenta significativamente con el tercer hijo. «España sigue esa misma pauta: uno de cada seis hogares (15,6%) con tres o más hijos se encuentra en situación de carencia material y social severa. De nuevo, esta proporción coloca a España en una posición desfavorable en el contexto europeo», concluyen.

Récord histórico en 2023

El Análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida con Enfoque de Infancia 2024, presentado el pasado mes de mayo por la Plataforma de Infancia, resaltaba que la carencia material severa en los hogares españoles batía su récord en 2023. El trabajo se mostraba que prácticamente uno de cada cinco hogares con niñas, niños y adolescentes no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada, especialmente las familias monoparentales (33,9%). O que el 6,9% de los y las menores de 18 años (más de 550.400) no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días.

Asimismo, el 42,8% de los niños, niñas y adolescentes se han visto afectados por la falta de capacidad económica para hacer frente a imprevistos, y uno de cada tres no pueden permitirse salir de vacaciones ni siquiera una semana al año.

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