2, octubre, 2024
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El kirchnerismo afronta su peor momento

Por estas horas, Alberto Fernández es una mala palabra en el kirchnerismo y en el peronismo en general. Todos quieren despegarse de él, a través del silencio y, los más audaces, redoblando la apuesta. En vano.

Como el Frente de Mujeres de La Cámpora que salió a respaldar a Fabiola Yañez y ensayó la denuncia de “la violencia ejercida” por Alberto Fernández “contra Cristina”. ¿Alguien puede imaginarse a Cristina Fernández de Kirchner permitiendo esa situación? A veces la construcción de argumentos de manera improvisada, arroja definiciones sin sentido.

Sin embargo, el silencio de Cristina genera demasiado ruido, sobre todo a partir de su condición de mujer. La condena es inevitable, pero sería asumir demasiado la responsabilidad de haberlo elegido como candidato a Presidente.

«Alberto, a quien conozco hace más de 20 años, con quien tuvimos también diferencias. Es cierto, tan cierto como que fue jefe de Gabinete de Néstor durante toda su presidencia, y lo vi junto a él decidir, organizar, acordar y buscar siempre la mayor amplitud posible del gobierno», argumentaba la líder del kirchnerismo en mayo del 2019, al anunciar la fórmula que competiría por la presidencia. Quizás producto de la confusión que atraviesa el kirchnerismo, que pasó totalmente desapercibido en su marcha en Plaza de Mayo contra el gobierno de Javier Milei. Hace tiempo que una movilización de esa índole no tenía tan poco impacto político.

Cristina Kirchner ya venía palpando el final de ciclo desde la derrota electoral del 2023, con Sergio Massa como candidato. Y en los últimos meses, empezó a preocuparse por el legado, por cómo recordaría la sociedad a una corriente política dentro del peronismo que gobernó 16 años -12 entre Néstor y Cristina, y 4 más con quien fuera el Jefe de Gabinete de ambos- pero que terminó de la peor manera: una crisis económica galopante con un combo explosivo de inflación, pobreza, planes sociales y trabajo precarizado. Y con un expresidente como Alberto Fernández, al que ella entronizó y acompañó desde la vicepresidencia, apuntado por encabezar uno de los peores gobiernos de la historia, y ahora, denunciado por su ex pareja de violencia de género, sumado a la falta de ética en el uso de los atributos presidenciales que quedó plasmado en el video de Tamara Pettinato, grabado por él.

Cristina Kirchner en México. Foto: Reuters/Luis CortesCristina Kirchner en México. Foto: Reuters/Luis CortesSi fuera un film, parecería una jugada ajedrecística del oficialismo. Algo que ha puesto en práctica Javier Milei y su entorno -Santiago Caputo, en especial- es la estrategia de dividir el mapa político en dos: los libertarios junto al PRO y sectores del peronismo y el radicalismo, versus el kirchnerismo y la centroizquierda.

Un kirchnerismo sintetizado, en la versión libertaria, por la corrupción en el manejo de los planes sociales, el escándalo de los seguros o la extorsión de algunos gremios.

Tal vez como nunca antes el kirchnerismo atraviesa por un periodo de confusión y descrédito inusitado. Lo refleja el hecho que haya pasado totalmente desapercibida la marcha a San Cayetano y a la Plaza de Mayo, en contra el gobierno de Javier Milei. Hacía mucho tiempo que una movilización de esa índole, peronista, no tenía tan poco impacto político. Algo similar ocurre con los discursos de su máxima líder, Cristina, cuya audiencia ha decrecido.

Emilio Pérsico y Wado de Pedro durante la marcha a Plaza de Mayo..Emilio Pérsico y Wado de Pedro durante la marcha a Plaza de Mayo..Se acentúa esa crisis con la falta de figuras políticas que sucedan a Cristina. El Gobernador Axel Kicillof hace tiempo que viene retrocediendo en la consideración interna, tanto del camporismo como de los intendentes del Gran Buenos Aires. La ex presidenta no oculta su fastidió por la situación que atraviesa su ahijado político. La pérdida de la histórica inversión de 30 mil millones de dólares para la provincia de Buenos Aires -Bahía Blanca- le restaron puntos en su condición de dirigente capacitado para gobernar.

El escándalo que envuelve a Alberto Fernández, por más que ningún dirigente haya salido a respaldarlo, los salpica a todos. Pone en jaque todo lo actuado por su gobierno que, con idas y vueltas, compartió con Cristina Kirchner, con La Cámpora y con las organizaciones piqueteras. ¿Será un punto de inflexión o un escalón más en el declive?

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