En las últimas décadas, se ha observado un cambio significativo en las prioridades de las generaciones más jóvenes, particularmente en la Generación Z y los Millennials. Mientras que para generaciones anteriores la paternidad era un objetivo central en la vida, hoy muchas personas en edades productivas están optando por un estilo de vida que incluye a las mascotas como protagonistas. Este fenómeno, conocido como la “mascotización” del hogar, no solo refleja una transformación en los valores sociales y culturales, sino que también ha generado un impacto económico notable, especialmente en la industria veterinaria, que vive una expansión sin precedentes.
Las razones detrás de esta tendencia están profundamente relacionadas con factores económicos y con los nuevos estilos de vida. La dificultad para adquirir viviendas, los altos costos de crianza de hijos y la búsqueda de mayor libertad personal han llevado a que muchos jóvenes pospongan o directamente descarten la idea de tener hijos. En su lugar, elige mascotas como compañeros de vida. Esto les permite satisfacer la necesidad de cuidado y compañía sin asumir las responsabilidades de la paternidad.
Además, el vínculo emocional que se genera con una mascota puede ser tan profundo como el que se construye con un hijo. Las generaciones jóvenes valoran esta conexión, sumada a la flexibilidad que implica tener un animal de compañía. Así, los perros, gatos y otras mascotas han adquirido un papel central en la vida cotidiana de millones de personas, lo que repercute en el crecimiento de sectores vinculados al cuidado animal.
Uno de los efectos más evidentes de esta nueva dinámica es la expansión acelerada de la industria veterinaria. En Estados Unidos, las ofertas de empleo para veterinarios crecieron un 124% desde 2021, según el informe Best Jobs 2025 de Indeed. Este fenómeno no es exclusivo del mercado estadounidense, ya que el aumento en el gasto relacionado con mascotas se extiende a nivel global.
En países como Reino Unido y Canadá, los servicios veterinarios han experimentado un aumento significativo en la demanda, lo que ha impulsado la apertura de clínicas, hospitales para animales y programas de especialización en diversas áreas de la salud animal. Al mismo tiempo, sectores relacionados, como seguros para mascotas, nutrición premium y productos especializados, también han registrado un notable incremento en sus ventas.
Este crecimiento no solo beneficia a la industria en términos económicos, sino que también está cambiando la percepción y el acceso a la atención veterinaria. Procedimientos que anteriormente eran considerados inusuales o inaccesibles, como terapias avanzadas y cirugías complejas, hoy son una prioridad para los dueños de mascotas, lo que pone de manifiesto el compromiso de las personas con el bienestar de sus compañeros animales.
Una característica destacada de esta tendencia es la diferencia en el gasto que cada generación destina al cuidado de sus mascotas. En Estados Unidos, los datos revelan que la Generación Z gasta en promedio USD 178 al mes en sus animales, casi el doble de los USD 90 que destinan los Baby Boomers. Esta disparidad no solo responde a los mayores ingresos disponibles de las generaciones jóvenes en relación con sus compromisos familiares, sino también a la percepción de las mascotas como miembros de la familia, lo que incentiva mayores inversiones en su bienestar.
Las generaciones más jóvenes priorizan productos y servicios de alta calidad, desde alimentos premium hasta accesorios diseñados para el confort y el entretenimiento de las mascotas. Este enfoque hacia la calidad no solo refleja una preocupación genuina por la salud y felicidad de los animales, sino también un cambio cultural en la forma en que las personas interactúan y se relacionan con sus mascotas.
El fenómeno de la mascotización no es exclusivo de un país o región, sino que tiene repercusiones globales. En España y América Latina, el descenso sostenido de la tasa de natalidad contrasta con el crecimiento del número de mascotas registradas en la última década. Esta tendencia refleja una transformación en la estructura familiar, en la que los animales se convierten en los nuevos receptores de cuidado y atención.
A nivel global, la industria veterinaria y los sectores relacionados se han adaptado rápidamente a este nuevo panorama. La aparición de productos personalizados, servicios de entrenamiento y consultas de salud preventiva son apenas una muestra de cómo las mascotas han pasado a ocupar un lugar central en las dinámicas económicas y sociales.
En países desarrollados, la demanda de servicios veterinarios ha llevado a la modernización de las infraestructuras clínicas y a la incorporación de tecnologías avanzadas. Al mismo tiempo, las plataformas digitales de atención médica para mascotas han comenzado a ganar relevancia, lo que permite a los dueños acceder a consultas y tratamientos de manera remota.
La integración de las mascotas en las dinámicas familiares modernas ha generado transformaciones sociales y culturales de gran alcance. Hoy, las mascotas son consideradas como miembros plenos de la familia, lo que ha llevado a cambios en prácticas y rituales cotidianos. Desde la celebración de cumpleaños para perros y gatos hasta la creación de espacios públicos diseñados específicamente para ellos, como parques y hoteles, la influencia de los animales en la vida diaria es cada vez más evidente.
Además, este fenómeno está redefiniendo los estándares de bienestar animal, fomentando una mayor concientización sobre la adopción responsable, los derechos de los animales y la importancia de brindarles una vida digna y saludable. Estas transformaciones no solo benefician a las mascotas, sino que también reflejan un cambio más amplio en los valores sociales, donde la empatía y la conexión emocional con los animales adquieren un protagonismo central.
La preferencia de las generaciones jóvenes por las mascotas sobre los hijos está transformando profundamente las estructuras económicas, sociales y culturales en todo el mundo. Este fenómeno, que refleja un cambio en las prioridades de vida, ha impulsado un aumento sin precedentes en la industria veterinaria y ha situado a las mascotas en el centro de las dinámicas familiares contemporáneas.