Se presentó en el Auditorio de Arthaus el libro editado por Biblos “La Dinámica Curatorial en la Argentina- Estudios sobre Curaduría 2002-2017” de Eugenia Garay Basualdo, Doctoranda en Artes (UNA), Magister en Crítica de las Artes (UNA), curadora independiente, miembro de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, y docente de grado y posgrado en curaduría.
En el prólogo, María José Herrera, destacada historiadora y crítica de arte, señala que la práctica curatorial empieza a ser consciente de sí misma en los 80. Durante la dictadura, la actividad cultural se había empobrecido debido a la censura que , felizmente desaparece en esa década para dar paso a un renacimiento que actualmente cuenta con grandes investigadores.
“Tiempo de curaduría “, primera parte del libro, reúne cuatro capítulos que introducen el tema a modo de información general y una aproximación al término “curador”. Fue Martha Nani (1939-2018), jefa de servicios técnicos del MNBA, quien asumió el rol de curadora a principios de los 80, se capacitó en museografía en México, en el Centro Pompidou , en el Metropolitan neoyorkino, y en Roma además de su extensa tarea docente en la UBA, en UNTREF, podría ser considerada una de las primeras en ejercer la práctica de la curaduría.
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La organización de exposiciones demanda expertos con amplios conocimientos sobre el mundo del arte: ferias, galerías, coleccionismo, subastas, exposiciones temporales, bienales, lo que da lugar a este nuevo agente cultural, un intermediario para audiencias, artistas, coleccionistas, instituciones, críticos, mercados, academias. Es importantísima la enumeración del crecimiento de instituciones creadas entre 2000 y 2023, cantidad de aperturas y renovaciones de espacios para la exhibición de arte contemporáneo así como la formación de nuevas colecciones.
En el capítulo “La profesionalización de la curaduría en la Argentina” se destaca, entre otros ítems, el taller de montaje organizado por el crítico Julio Sánchez Baroni que se convierte en el primer intento académico de dictado de clases en la Facultad de Filosofía y Letras en 1990 cuando aún no se la llamaba curaduría, capítulo en el que se vuelve a mencionar a Martha Nani como curadora fundante.
La Academia del Sur, la Universidad del Museo Social Argentino, La Universidad de Tres de Febrero, La Universidad del Salvador y UNA (Universidad Nacional de las Artes) son centros de gran importancia en la enseñanza y las carreras de curaduría.
Un capítulo importantísimo es la historia curatorial del Museo Nacional de Bella Artes: Paola Melgarejo cubre el período de Eduardo Schiaffino (1896-1910), que relata el primer montaje implantado por géneros y al que se considera el primer curador del arte argentino además de las importantes compras, que realizara en Europa en más de cien que llegan hasta la Escuela de Barbizon y el Simbolismo. María José Herrera, fundadora del GEME (Grupo de Estudios sobre Museos y Exposiciones se ocupa del período 1955-1963 a cargo de Jorge Romero Brest que le dio un gran impulso modernizador.
Fabiana Servidio, Mariana Marchesi, Viviana Usubiaga, Florencia Galessio, Valeria Keller y Andrea Giunta se ocupan de las sucesivas direcciones del Museo , los puntos de vista acorde con los tiempos, estrategias y políticas culturales para mostrar el arte argentino en contexto internacional. En 2002 tuvo lugar un debate en la Alianza Francesa “Curaduría en las artes plásticas, ¿arte, ciencia o política?” que se aborda en el capítulo 9, opiniones divergentes ante un público conformado por artistas, curadores, críticos de arte, que intentaban desentrañar de qué se trataba, si era indispensable formarse como curador, si es o no el legitimador de las tendencias del arte contemporáneo. El panel estaba integrado , entre otros, por Marcelo Pacheco (1959), profesor y licenciado en Historia delas Artes, jefe de departamento del MNBA entre 1986-1993, trabajó en la Fundación Espigas, y durante 12 años fue curador en jefe del MALBA.
Como antecedente de este libro escribió: “Práctica curatorial, un campo de escritura” (2019) en el que desarrolla la relación entre la curaduría de arte y el orden económico. Uno de los investigadores y especialistas más prestigiosos del país asegura que el neoliberalismo encontró en la figura del curador un profesional útil al orden económico, financiero y corporativo para lo que debería dislocarse el orden instituído en una curaduría “políticamente incorrecta”. Señala al curador como “un engranaje que tiene la capacidad de legitimar y vender, en todo el mundo, obras de arte multimillonarias. El curador se transformó en la figura de poder más importante desde la década del 80 en adelante.
De allí que esta figura destacada del arte argentino ocupa el capítulo 10 bajo el título “Marcelo Pacheco, la práctica curatorial y otra postura sobre la curaduría” en el que encontramos una perlita a raíz de una entrevista: “los coleccionistas y los críticos pasaron a ser curadores, los coleccionistas a vender obras y ser galeristas, los galeristas son coleccionistas y galeristas al mismo tiempo y son curadores de bienales. Algo que se da solamente en Argentina y contribuye a la gran confusión.”
Otra expresión controvertida es la de Luis Felipe Noé, que en 2010 dijo: “en medio del vacío, de la crisis signada por la parálisis y el desconcierto se inventó la palabra curadores. Ellos dicen si los artistas no saben , nosotros , sí sabemos, vinieron a llenar ese hueco con palabras”.
En la contratapa del libro de Garay Basualdo se lo considera como “un trabajo arqueológico de reconstrucción de una práctica iniciada en la década de 1980 que empieza a ser analizada como disciplina a partir del siglo XXI. De gran utilidad para entendidos , para estudiantes, para los interesados en saber acerca de qué es la curaduría, del rol del curador y la configuración de un nuevo campo con un mecanismo propio. Doce capítulos que terminan con una reflexión de la autora:” Un aspecto a destacar es que los estudios sobre la curaduría provienen de la voluntad individual y /o grupal de investigar, historiar, teorizar, y recopilar testimonios, solventada en general por los autores o por instituciones privadas. El apoyo por parte del sector estatal, que tiene a su cargo patrimonio público es muy escaso en este campo en construcción.”