Eugenia “China” Suárez atraviesa días de preocupación y angustia luego de haber recibido una catarata de amenazas en redes sociales, tras un nuevo capítulo del conflicto mediático que la involucra con Mauro Icardi y Wanda Nara.
La actriz se convirtió en blanco de mensajes de odio a través de Instagram y X, luego de que Wanda sugiriera en una publicación que Suárez había interferido en la relación entre Icardi y sus hijas durante una visita al Chateau Libertador.
Ante este panorama, la actriz decidió tomar medidas legales. Su abogado, Agustín Rodríguez, reveló en el programa Puro Show, programa que se emite por El Trece, que la denuncia fue radicada ante una fiscalía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En ese contexto, solicitaron a la Justicia una serie de medidas de protección que incluyen el otorgamiento de un botón antipánico y custodia policial.
“Eugenia está asustada, nunca había vivido algo así, con tanta violencia en redes sociales. Está en una situación de gran vulnerabilidad”, explicó Rodríguez. El abogado también detalló que se iniciará una investigación en el área de ciberdelitos con el objetivo de identificar a los responsables detrás de las amenazas.
Al mismo tiempo, destacó que parte de la gravedad del caso se incrementó cuando un notero fotografió la fachada del edificio donde vive Suárez, revelando públicamente su domicilio. Esto, sumado a las agresiones virtuales, encendió las alarmas y motivó el pedido urgente de medidas preventivas.
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“Estamos pidiendo protección para ella y para sus tres hijos. Los menores no pueden tener botón antipánico, pero la protección policial sería extensiva a toda la familia”, indicó el letrado, dejando en claro que la prioridad es la seguridad de los chicos y de la actriz. También expresó su deseo de que estos episodios se reduzcan a “cinco o seis personas” que actúan con saña y no a una campaña organizada.
Aunque la China Suárez ha estado involucrada en distintas polémicas mediáticas en los últimos años, esta vez la actriz decidió tomar un camino judicial frente a un escenario que considera peligroso no solo para ella, sino también para sus hijos. La situación reflota el debate sobre los límites de la exposición pública y la violencia digital.
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