Apenas 2 días después de la elección, volvió la presión sobre el dólar y el mayorista quedó a sólo $20 de la banda de intervención este martes. Mientras la victoria del mileismo dispara un shock de expectativas en los mercados que presionan el dólar a la baja con la perspectiva de reformas y más beneficios al gran capital, factores estructurales de la economía generan el efecto contrario.
La no acumulación y escasez de reservas del Central, al que se suma la poca probabilidad de oferta desde el sector privado en un mes de baja liquidación y con los dólares del agro ya dilapidados en la campaña electoral, genera una presión a la suba. Además con un horizonte (cercano) de vencimientos de deudas impagables, acrecentado con la bicicleta financiera de Caputo como “política” para mantener el dólar a raya.
En este sentido, tras gastarse “hasta el último dólar” y perder en la elección de PBA, Milei y Caputo fueron a buscar un salvavidas con Donald Trump y Scott Bessent. Así, el propio Tesoro de los Estados Unidos intervino con un salvataje al Gobierno, en medio de las elecciones y tomó las riendas de la economía.
Este martes se dió a conocer el paradero de los pesos que recibía Estados Unidos a cambio de los dólares de la intervención. A partir de la informe del Balance Semanal que publica el Banco Central, la consultora 1816 descubrió un salto en el el stock de “Letras y Notas emitidas en Moneda Nacional” del Central, a partir de las inyecciones del Tesoro norteamericano.
“Los stocks dejaron de coincidir a partir de que Bessent anunció la primera intervención de EEUU en el Peso y nosotros tomamos esto como prácticamente una confirmación de que los Pesos del Tesoro norteamericano están fuera del sistema bancario y en Letras emitidas por el BCRA”, asegura el informe de 1816.
Así surge una diferencia en el balance del Central que salta de $293 mil millones a $ 3,05 billones al cierre del jueves 23, más de 10 veces. “La diferencia, de $ 2,75 billones, que equivale a USD 1.855 millones, se explica , según creemos, por los Pesos que tenía Estados Unidos en el Banco Central al cierre del jueves . Esos $2,75 billones son los que figuraban para el mismo día en la línea OTROS pasivos en Pesos del Informe Monetario Diario (en esa jornada el BCRA ni tomó Pesos en Simultáneas ni entregó Pesos en la rueda REPO al final del día, por lo que pensamos que todo se explicaba por el stock d e EE. UU.). Considerando el dato de OTROS pasivos del viernes pre elección, todos los números van en línea con lo que estimamos a fin de la semana pasada: Bessent habría comprado Pesos por alrededor de USD 2.100 millones”, define el informe.
Como conclusión, la consultora 1816, agregó que para que eventualmente el Tesoro norteamericano pueda concretar una ganancia por su apuesta por el peso, si EE.UU no tuviera en su poder letras “duales” (con cobertura contra devaluación), “necesitaría que se mantenga el esquema de flotación entre bandas”. Así, Trump presionará a mantener este esquema de bandas para garantizar su carry trade, es decir, hacer una diferencia en tasas y convertir los pesos (más la ganancia) con un dólar barato. La rapiña imperialista a cielo abierto.
Deuda o devaluación: una falsa dicotomía
El gobierno busca instalar que puede mantener el dólar contenido envalentonado con la victoria electoral, que los problemas financieros serían sólo pasajeros y que está evitando una devaluación drástica que sería la única alternativa. Pero esa es una falsa dicotomía, una trampa para las grandes mayorías que siempre saldrían perdiendo.
Un dólar atrasado implica una economía frenada, salarios licuados, destrucción del empleo y un endeudamiento cada vez más asfixiante. Una devaluación, por su parte, significaría un golpe directo a los sectores populares, trasladando el ajuste vía inflación.
El “orden” que Milei y Caputo prometen se construye sobre el sometimiento a los designios del imperialismo. Trump y Bessent no vinieron a ayudar: vinieron a garantizar que la Argentina siga siendo un país subordinado y fuente de negocios para el capital concentrado del norte.
Mientras los fondos de inversión hacen ganancias millonarias con el carry trade y el gobierno se arrodilla ante Washington, las consecuencias las paga el pueblo trabajador. Las reservas del Banco Central se evaporan para sostener una esquema que sólo beneficia a los especuladores.
El aumento de la deuda externa no es una solución, sino una trampa. Refuerza la dependencia y debilita la soberanía. Por eso, la única salida real no pasa por elegir entre más deuda o más ajuste, sino por romper con ambos caminos como propone el Frente de Izquierda.
Hace falta una alternativa que recupere el control de los recursos y del comercio exterior, que nacionalice la banca bajo control de los trabajadores y que planifique democráticamente la economía en función de las necesidades sociales, no de las ganancias de un puñado de empresarios y los intereses de Trump en la región.
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