El año arrancó con expectativas superlativas para el crecimiento económico de la economía argentina. Puertas adentro, el gobierno proyectó en el anticipo del Presupuesto 2025 un incremento del PBI de 5,5% en 2025, superior al 5% esperado por el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA. Las previsiones no parecieron números al azar en la medida en que organismos internacionales de la talla del Fondo Montetario Internacional, la OCDE, el Banco Mundial y la Cepal acompañaron las expectativas. Incluso se ha señalado a la economía local como una de las pocas que crecería no sólo en el continente sino en el mundo dentro de un año marcado por la incertidumbre que plantea la política económica con los aranceles de Donald Trump.
La economía argentina solo crecería 1% en lo que resta del año
En las últimas horas y tras la “incertidumbre electoral” que rodea a la realidad local, el banco estadounidense J.P. Morgan publicó un informe donde recortó su proyección de crecimiento de la economía argentina para 2025 al 4,7% en lugar del 5,3% que figuraban en trabajos anteriores y aprovecha para marcar la desaceleración de la economía en el segundo trimestre de este año, además de la volatibilidad de las tasas que está preocupando a muchos economistas.
Por qué el JP Morgan revisó a la baja el PBI argentino para 2025
“Esta semana, la atención se centró en el Congreso, ya que la oposición votó para revocar los vetos del presidente Milei el mes pasado a proyectos de ley sobre pensiones y gastos por discapacidad. El gobierno mantuvo el veto al aumento de las pensiones en la Cámara Baja, una importante victoria política, ya que el proyecto de ley tenía un alto costo fiscal de aproximadamente el 1,2% del PIB. Mientras tanto, la Cámara Baja revocó el veto al proyecto de ley de emergencia por discapacidad (con un costo fiscal del 0,3% del PIB); el proceso ahora pasa al Senado, donde también se requiere una mayoría de dos tercios. Si se revoca el veto, el Poder Ejecutivo puede retrasar los gastos hasta que se apruebe el Presupuesto, ya que la Ley 24.156 (Ley de Administración Financiera) exige el financiamiento para el aumento del gasto”.
En cuanto a los datos, el banco norteamericano señaló que el desempeño fiscal se mantuvo sólido hasta julio, con un superávit primario acumulado en el año que alcanzó el 1,1% del PIB y el superávit general en el 0,3%.
“Mantenemos nuestra proyección de que el superávit fiscal primario anual alcanzará el 1,7% del PIB en 2025, en línea con un superávit fiscal general del 0,4% del PIB. Mientras tanto, como se detalla más adelante, la actividad se debilitó en junio, lo que nos llevó a revisar a la baja nuestro crecimiento secuencial promedio del segundo semestre de 2025 al 1,5% anual, en consonancia con el crecimiento anual del PIB en 2025, que se situará en el 4,7% interanual”, explicaron.
Desde el banco norteamericano apuntaron contra la “incertidumbre previa a las elecciones de mitad de mandato y el endurecimiento de las condiciones monetarias” como las causantes de un posible lastre de la actividad en el segundo semestre. “En este último, el crédito en moneda local ya se está desacelerando, y los datos marginales muestran un crecimiento real del crédito al sector privado cercano al 1 % en el segundo semestre”, advirtieron.
De todos modos, más allá del recorte, el informe destaca algunos avances, entre ellos la consolidación del superávit fiscal y la moderación de la inflación, que J.P. Morgan proyecta en 26,8% interanual para diciembre de 2025. Sin embargo, advierte que la falta de certezas políticas y la inestabilidad financiera podrían golpear el consumo interno, el desempeño exportador y la estabilidad macroeconómica en los próximos meses.
La actividad económica debilitada y los desafíos del segundo semestre
En tanto, la consultora Inveq, también hizo cálculos sobre lo que cabe esperar en los meses que quedan del 2025. “El segundo semestre aparece condicionado por los niveles de tasa de interés históricamente altos no son compatibles con una recuperación de la actividad por el encarecimiento del crédito. En este contexto, difícilmente los datos de actividad muestren mejoras en la previa electoral, ya que las tasas se mantendrían altas hasta ese momento con el fin de contener al dólar. Tras la tensión electoral, se espera un reacomodamiento en la relación tasa-dólar, con una baja de tasas y un tipo de cambio más alto, equilibrio que podría aportar algo de aire a la actividad económica en el cierre del año”, explicaron.
Y es que los datos que se van conociendo la actividad no dan lugar para esperar grandes saltos. La semana anterior el INDEC publicó el EMAE de junio con una desaceleración de 0.7% respecto de mayo.
Sobre el tema, desde INVEQ puntualizaron en el hecho de que “la economía argentina cerró el primer semestre de 2025 con señales de estancamiento. Desde febrero, cuando la actividad alcanzó niveles comparables a los picos de mediados de 2022 y fines de 2017, no logró sostener el impulso y permanece sin superar ese umbral”.
En efecto, el último dato, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de junio, mostró que la actividad cayó 0,7% frente a mayo. En la comparación interanual creció 6,4% y acumuló un alza de 6,2% en el primer semestre. Sin embargo, los economistas de Inveq recuerdan que “este repunte se explica en gran medida por la baja base de comparación del primer semestre de 2024, cuando la actividad había caído 3,6% interanual. Tras ese complicado período, la economía inició una fase de recuperación en el tercer trimestre de 2024, y creció de manera casi sostenida hasta febrero de este año, cuando alcanzó un “techo”. Desde entonces, la actividad se mantiene estancada y aún no logra superar esos niveles, en junio se ubicó 1,3% por debajo de aquel pico”,. señaló.
En cuanto al segundo trimestre la actividad prácticamente no avanzó: creció apenas 0,1%. “Esto se explica porque a la caída de junio se sumó la revisión a la baja de abril (de +1,9% m/m a +1,5% m/m) y la contracción de mayo (-0,2% m/m). Con estas correcciones, el arrastre estadístico —si la economía se mantiene en el nivel de junio— dejaría a 2025 con un crecimiento de 4% i.a., por debajo de las proyecciones oficiales y del FMI, que estiman entre 5% y 5,5%”, expresaron.
Ahora bien, sobre el comienzo del segundo semestre tampoco se evidencian datos auspicioso. “Algunos datos de julio muestran que varios sectores atravesaron un mes complicado. La actividad industrial cayó 1,4% según FIEL; la construcción retrocedió 0,4% (Índice Construya), la producción automotriz se desplomó 5,3% (ADEFA) y la molienda de soja cayó 7,2%. Los sectores que registraron subas: despachos de cemento (+2%), producción de petróleo (+2,7%) y de acero (+0,9%)”, indicaron
Cuánto crecerá la economía argentina en 2025 según la OCDE
Finalmente, bien vale sumar el último reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de junio pasado, donde el organismo destaca una “recuperación económica sólida”.
“Se espera que la recuperación económica continúe, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5,2% en 2025 y del 4,3% en 2026, impulsado por un mayor consumo e inversión privados”, señala el informe del organismo. La estimación de crecimiento de 2025 se ubica por debajo del 5,7% que había hecho en marzo pasado y el 5,5% del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La recomendación de la OCDE para la Argentina sobre una reforma tributaria integral
La OCDE estima que la inflación seguirá bajando para alcanzar el 37% en 2025 y el 15% en 2026, “sostenida por menores costos de importación, cuentas públicas equilibradas y tasas de interés reales positivas”.
Para la OCDE, el consumo privado y la inversión seguirán recuperándose por mayores ingresos reales disponibles, condiciones de financiamiento más favorables y un mejor entorno empresarial. “La reciente eliminación de restricciones cambiarias respaldará nuevas mejoras en la confianza económica y en la inversión. La inflación continuará disminuyendo, aunque a un ritmo más lento. En un contexto de aumento de las importaciones, la cuenta corriente se deteriorará”. advirtió el organismo oportunamente.
De todos modos, esta previsión es anterior a los sucesos de julio-agosto, con el salto del tipo de cambio y el posterior ajuste de las tasas de interés para frenar nuevas estampidas.
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