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Cortes de luz: para Cammesa, “el próximo verano será peor porque la economía va a crecer y se demandará más energía”

Mario Cairella vive una revancha personal. El domingo 16 de junio de 2019 a las 7 horas, antes del amanecer, el país se quedó a oscuras en el Día del Padre por un apagón que afectó a todo el sistema interconectado nacional e incluso se expandió hasta países vecinos. A cargo de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), estaba en un viaje por Canadá, por el cual se lo responsabilizó del gigantesco corte de luz.

A mediados de 2024 volvió a la empresa que opera el sistema como vicepresidente Ejecutivo y desde entonces quiere extremar los recaudos para que no vuelva a pasar lo de aquel entonces.

Mario Cairella, vicepresidente Ejecutivo de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa)

En una entrevista con Clarín, Cairella evalúa el comportamiento de los cortes de luz de esta semana y advierte que el Gobierno tiene poco para hacer este verano e incluso durante los próximos 2 años, cuando será “peor” por el crecimiento de la actividad económica.

-¿Por qué en Buenos Aires hubo más de 40.000 usuarios sin luz durante varias horas?

Las empresas deberían haber contratado grupos electrógenos grandes o haber tomado las medidas necesarias para evitar que sus usuarios estén más de 24 horas sin luz. Pero es un problema de la distribución.

-¿Y por qué hubo un apagón en Rosario este jueves, en medio de la ola de calor?

-Hubo dos inconvenientes técnicos en transformadores de Transener, una empresa que tiene una política de mantenimiento de sus equipos y de sus redes que posiblemente sea la mejor del país.

Pero el error fundamental fue de la Empresa Provincial de Energía (EPE) de Santa Fe, que es la distribuidora, y esto se va a repetir en el resto del país porque faltaron inversiones en cuestiones básicas, como los dispositivos automáticos de corte para evitar variaciones en las frecuencias, ante subas o bajas en la tensión. Funciona como el disyuntor en los hogares.

Las distribuidoras del Interior, sobre todo en las que el Estado provincial es el controlante, deberían rebalancear sus gastos, la mayoría tienen exceso de personal y poca inversión. Y sus tarifas cubren los costos, pero en vez de destinarse a mejorar la red van a pagar salarios.

Si hubieran estado instalados esos mecanismos de corte automáticos, seguramente se hubiera evitado el apagón.

-Hay quienes dicen que ante situaciones de riesgo, el Gobierno ordena “bajar la palanca” en algunas ciudades. ¿Eso es realidad o es un mito?

-No es un mito, es una realidad pero que tiene fundamentos técnicos e irrefutables. Pasa por ejemplo cuando hay más demanda de energía que oferta. En nuestro caso, si pasamos de 30.000 megavatios (MW) de demanda de potencia eléctrica, la oferta con nuestros generadores y las importaciones puede quedar corta y el sistema se empezaría a estresar.

Para evitar que colapse, se necesitaría mantener el equilibrio, que equivale a mantener miles de kilómetros de líneas de alta tensión en 50 megahertz (MHz) de frecuencia, y si no se logra habría que empezar a cortar demanda.

También puede pasar la necesidad de cortar demanda cuando hay un problema técnico para que el sistema no se desestabilice. Y la otra hipótesis es una sobrecarga en la red de transmisión eléctrica en alta tensión de las transportistas troncales como Transnoa y Transnea.

-Este jueves usted analizó que el sistema “pasó la prueba” de la ola de calor, y que lo siguiente es ver cómo responde ante 3 días seguidos de temperaturas extremas. ¿Qué se puede esperar en este sentido?

-Tratamos de tener los estándares bien altos. Para nosotros que haya habido problemas en algunas regiones del país representa que no estamos conformes. Pero lo de esta semana fue como un amistoso; cuando tengamos 3 días al hilo o más de 35 grados va a ser como jugar el Mundial. Ahí tendremos que estar atentos al sistema de alta tensión y a cómo reaccionan las distribuidoras al estrés de sus redes.

-¿Cómo está funcionando el comité de emergencia del Plan Verano?

-Hay reuniones semanales, pero es un comité de seguimiento, ya no se puede hacer mucho. Estamos trabajando porque el verano que viene va a ser mucho peor que este, por varias razones. La Argentina va a estar en plena recuperación económica y habrá más consumo de energía, para el que no estamos preparados. Estoy pensando en el próximo verano. Éste ya está.

-¿Qué alternativas estudian para el 2026? ¿Cómo es la negociación para tener importaciones de Brasil? ¿Vendrán los barcos turcos para dar un respaldo al sistema?

-La energía que viene de Brasil hasta ahora es interrumpible. O sea, si la necesitan ellos, la dejan de enviar a la Argentina. Eso implica que sea más barata, como si uno se pusiera a circular en un auto sin seguro; si hay un accidente, saldrá mucho más caro. El sistema está estresado y recién se va a poder estabilizar dentro de tres años, cuando maduren las inversiones en nuevas centrales de generación en funcionamiento y ampliaciones en la red de transporte.

Todos los días importamos energía de Brasil cuando es más barata que la generación termoeléctrica local forzada con combustibles líquidos como gasoil o fuel oil. El jueves trajimos unos 1.700 MW porque el precio era de entre 60 y 70 dólares por megavatio-hora (MWh), y de Bolivia a US$ 64. Las máquinas a gasoil cuestan más de US$ 80. Entonces tenemos que traer la energía más barata y que aporte seguridad de abastecimiento.

Queremos tener un contrato firme con Brasil, que sea económico y seguro, con un flujo de energía constante. Hay que tomarlo justamente como el seguro de un auto, aunque sea más caro. Su costo firme sería de 100 dólares por megavatio-hora. (Nota de la Redacción: el promedio del sistema, entre las máquinas térmicas, las hidroeléctricas, las renovables y las centrales nucleares oscila entre los US$ 70 y US$ 85).

Lo mismo con los barcos turcos de Karpowership, negociamos una oferta de 1.000 MW que funcionarían como un reaseguro para el abastecimiento, pero no llegamos para este año. Son buques que hoy están anclados en Río de Janeiro, Brasil, pero hay cuestiones técnicas a definir, como por ejemplo dónde instalarlos en Buenos Aires y dónde conectarlos.

Tenemos un par de opciones, pero es complejo porque no sabemos si podremos fondearlos en algún muelle cercano a Central Puerto o Central Costanera o a 500 metros sobre el Río de la Plata. Ellos ofrecen un precio de US$ 100 por megavatio-hora.

Vamos a tener 2 o 3 años más de estrés en el sistema, que estará cada vez peor porque la economía va a crecer y se demandará más energía.

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