30, septiembre, 2024
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Comodoro Rivadavia

Feliz Navidad

Si hay un día especialmente adecuado para pronunciar el ¡Feliz Navidad! Que hemos venido deseando en los últimos días, es hoy; y yo la deseo desde aquí, con toda la extensión y profundidad de su contenido. Con todo lo que significa en cuanto a reflexión, aceptación de los errores, perdón y reconciliación con nosotros mismos y con el mundo. Y está bien que empecemos por los más próximos: la familia. A cualquier sitio que vayas, las conversaciones giran alrededor de con quiénes se ha cenado en Nochebuena, con quiénes se come en Navidad y cuántos se juntan. El Fin de Año y el Año Nuevo también entran en la rifa, pero tienen un tono más abierto y menos nostálgico.

Nosotros anoche fuimos diez, teniendo en cuenta que mis dos nietas y mi nieto no llegan entre los tres ni a los siete años. Se puede decir que la cosa estuvo bastante controlada. En algunas familias las cifras me resultan casi aterradoras. Les cuento el caso de unos amigos míos: se juntan tantos que para la noche de ayer alquilaron una nave de esas donde se celebran cumpleaños. Naturalmente, distribuyeron entre todos las competencias alimenticias, de manera que ya podemos imaginar el tráfico de bolsas, ollas, cacerolas y táperes que organizaron a partir de las seis de la tarde, hora en la que tomaban posesión de la nave. Y luego, claro, cada uno a dormir a su casa. Otros amigos juntaron a sus siete hijos con sus respectivos consortes y descendientes, en total, cerca de treinta. Como algunos viven fuera de Córdoba, alquilaron aquí apartamentos turísticos, pero la cena fue en casa de los padres. No creo que les fallase el abastecimiento, porque tienen costumbre.

Tanta agitación, tanto ambiente festivo, puede producirnos a veces el efecto contrario y llevarnos a la tristeza. El recuerdo de los seres queridos que poco a poco han ido desapareciendo de nuestras vidas. Los que tienen una pérdida tan reciente que no pueden ni quieren sobreponerse a ella. Los que no acuden a la cita porque se encuentran en otro país o en éste, pero trabajando porque, precisamente anoche, les tocó guardia. O los que están solos por propia elección, pero se sintieron asaltados por la duda, sacaron el álbum de fotos y derramaron alguna lágrima. Bienvenido sea cualquier sentimiento que nos tambalee y nos haga más humanos. En cualquier caso, en cualquier circunstancia en la que se encuentren, les deseo toda la felicidad posible.

Académica

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