26, diciembre, 2024
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Messi, de entrecasa como nunca antes: merienda, juegos y confesiones con Antonela y sus hijos

Lionel Messi cierra un 2023 inolvidable. Tras levantar la Copa en el Mundial de Qatar, el capitán de la Selección Argentina se dedicó a disfrutar los últimos años de su carrera sin la mochila de la presión que cargaba hasta esa final frente a Francia en Medio Oriente. Es otro, se lo ve en cada partido con la Albiceleste y también lo dejó en claro cuando partió de Europa con rumbo al Inter Miami de la MLS.

Ese semblante relajado y feliz está expuesto también en Messi meets America, o «Messi llega a Estados Unidos», la docuserie de Apple TV+ que registró la llegada del mejor futbolista de la historia a Norteamérica. Tras unos primeros capítulos algo aburridos, que se centraron en contar la faceta deportiva en su nuevo club, donde conquistó la Leagues Cup, el último episodio eligió mostrar parte de la intimidad del ídolo. Y sorprende.

Es que en las imágenes se lo ve a Leo junto a su esposa, Antonela Roccuzzo, y sus tres hijos, Thiago, Mateo y Ciro, en la cocina de su casa allí en Fort Lauderdale. El atleta del año, según la revista Time, no está en una cancha de fútbol sino que abre cajones para prepararles unas tostadas y sandwiches a los chicos.

Mate, café, yogurth, cereales, y un Leo que parece moverse con el ritmo cotidiano pero de repente se tienta cuando queda en el plano de la cámara. Un Messi que posa pero es auténtico. «Entrá que las vas a ver», le dice a Thiago, que no encuentra algo en la pieza y le grita a lo lejos.

«Me perdí muchísimas cosas por tantos viajes y partidos. Si bien sigo teniendo las mismas ganas (de competir) ya veo de otra manera las derrotas o los momentos difíciles. Llegás a tu casa y tenés a tu mujer, tus hijos, lo vivís diferente», reconoce Leo para Apple TV+.

«Mami está en la pieza, Ciro, ¿qué pasa?», le pregunta Leo al menor de los nenes, que grita impaciente buscando a Antonela. «Desde chiquito que amo jugar a la pelota, y siempre fue lo fundamental, hasta la llegada de mi primer hijo, que cambió todo y hay otras prioridades antes que el fútbol», dice el rosarino.

«La rutina nuestra pasa por el día de ellos, acompañándolos al colegio o a los entrenamientos, que les gusta el fútbol y lo juegan, llevándolos al cumpleaños de compañeros o en el propio de ellos, que me los he perdido por estar en concentraciones o partidos», dice el 10. Y agrega: «Intento estar con ellos, disfrutarlos y vivir un día a día normal como cualquier padre».

Messi le pone las medias de fútbol a Mateo y sonríe mientras lo peina de cachetada; después lo apura para que se acerque a merendar. Thiago lo acompaña detrás. «Vo’ va’ a comer? Dale sino se lo doy a tu hermano», amenaza Leo con ternura y una tonada más rosarina que el Monumento a la Bandera.

«Ellos crecieron como yo, con una pelota, desde muy chiquitos. Me siguieron a todos lados, les encanta estar presente y jugar al fútbol», explica Leo después, cuando el docu muestra a los chicos luchando como cachorritos en pleno living, por una pelota que les arroja papá Messi.

Y el final del video de la intimidad de Leo y los suyos es con el 10 saliendo por la puerta principal, con su bolso a cuestas, llevándose a los chicos a la Academia del Inter Miami, donde juegan pero principalmente se divierten. Un Messi inédito.

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